París.- El ministro de Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, ha anunciado este viernes que el país ha llamado a consultas a sus embajadores en EE.UU. y Australia tras el anuncio de la creación de la alianza de seguridad AUKUS.
El canciller enfatizó que la decisión fue solicitada por el presidente del país, Emmanuel Macron, y «se justifica por la excepcional gravedad de los anuncios» hechos por Australia y EE.UU.
Por su parte, un funcionario de la Casa Blanca subrayó que Washington lamenta la decisión y continuará manteniendo el contacto con París para resolver las diferencias entre ambos Estados, detalla Reuters.
La noticia llega después de suspenderse el contrato entre Canberra y París para el suministro de submarinos convencionales. En su lugar, el país oceánico espera recibir hasta ocho sumergibles con propulsión nuclear con ayuda de Washington. Por otra parte, Australia reiteró su compromiso de no proliferación nuclear y aseguró que no va a poseer armas de este tipo.
Esta misma jornada un alto diplomático francés habló con AP bajo condiciones de anonimato sobre una «crisis» en las relaciones entre EE.UU. y Francia después de que París se enterara de la nulidad de su contrato con Canberra poco antes de que esto se hubiera hecho público. Además, añadió que para el palacio del Elíseo se trata de una «una cuestión estratégica relativa a la propia naturaleza de la relación entre Europa y Estados Unidos sobre la estrategia del Indo-Pacífico».
El presidente de EE.UU., Joe Biden; el primer ministro británico, Boris Johnson; y el primer ministro de Australia, Scott Morrison, anunciaron este miércoles la formación de una nueva alianza de seguridad y cooperación en materia de defensa para el Indo-Pacífico.
La cooperación trilateral, que llevará el nombre de AUKUS, prevé que EE.UU. ayude a Australia con tecnologías necesarias para dotarse de submarinos de propulsión nuclear.
Un programa previo de dotación de submarinos por parte de Francia implicaba la construcción de una flota de 12 sumergibles convencionales, en el marco de un contrato multimillonario entre el país europeo y Australia, estimado en unos 66.000 millones de dólares.